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Por irónico que parezca, la mejor solución para combatir el calor en verano es una ducha de agua caliente. Si nos damos una ducha con agua fría, la sensación de frescor será inmediata, sin embargo, una vez salgamos el efecto será totalmente lo contrario. Pero, ¿por qué? Cuando nos ponemos en contacto con el agua muy fría, esta está por debajo de nuestra temperatura corporal, por lo que nuestros mecanismos de defensa actuarán contra ellos.
Nuestro cuerpo luchará por mantener ese calor e internamente lo que generará es aún más calor. Es por ello que lo que recomiendan los expertos es comenzar con agua caliente, después pasar a agua templada y finalizar con agua fría. De esta manera, la sensación cuando salgamos será mucho más aliviante y refrescante.
Se recomienda emplear un grifo termostático, ya que la regulación de la temperatura del agua será mucho más sencilla. Aquella que recomiendan los dermatólogos es una ducha con una temperatura en torno a unos 30 grado y válida para cualquier época del año. Por debajo de los 25 grados se considera una ducha fría y por encima de los 38 grados caliente.
En Hidromasajes Eca puedes consultar nuestros diferentes grifos termostáticos, tanto con columna de acero inoxidable como con columna de aluminio. O si lo prefieres, también disponemos de ducha empotrada termostática completa con la puedes regular la temperatura de forma muy sencilla. Además, con las duchas termostáticas no se malgasta agua, ya que no tienes que esperar a que se regule la temperatura.
Y tú, ¿qué prefieres una ducha de agua caliente o fría?