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Un jacuzzi o bañera de hidromasajes no es otra cosa que una bañera a la que se le ha agregado un sistema que libera aire a presión en el agua caliente, lo que resulta en un masaje placentero con múltiples beneficios demostrados por científicos y expertos. La hidroterapia se conoce y utiliza desde la antigüedad.

El agua caliente a 39ºC más el aire inyectado a presión que liberan los chorros o jets aflojan los músculos, reducen tensiones, benefician el aparato digestivo y el circulatorio, así como propician un mejor descanso al liberarnos del estrés y del dolor en las articulaciones y el cuerpo en general. Pero, a pesar de estos beneficios, durante varios años solo fue posible acceder a la hidroterapia en centros profesionales especializados.


Sin embargo, desde un tiempo a esta parte la gente ha comenzado a comprar jacuzzis para su hogar. Esta práctica que al inicio parecía excéntrica y muy costosa, se ha ido incrementando con el tiempo, reduciendo los costos y por tanto poniendo los jacuzzis al alcance de casi todos. La diversidad de modelos, colores y materiales los han convertido en un objeto decorativo que aporta elegancia en una de las habitaciones más relegadas de la casa.


Jacuzzi es en realidad el nombre de la compañía que desarrolló estas bañeras, en 1956, y hoy en día su marca se ha popularizado en todo el mundo como sinónimo de hidromasaje.
Si bien la hidroterapia tiene indudables efectos positivos, también debemos recordar que no todos pueden usarlo. Los niños corren riesgo de ahogarse o de ser absorbidos por las bombas si la salida no está protegida por rejillas, y tampoco se recomienda para las embarazadas en especial si están en el primer trimestre, porque pueden producir malformaciones en el futuro bebé especialmente a nivel neurológico.
Teniendo precaución y siguiendo todas las recomendaciones, no hay motivos para privarse de la satisfacción de tener un jacuzzi en casa.