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Seguramente ha escuchado de los beneficios de tener un spa en su casa, y se ha comprado uno para relajarse luego de un largo y arduo día de trabajo. Nada que reprochar, sino todo lo contrario. Sin embargo, para que el placer sea máximo es necesario observar algunas normas de cuidado.
El agua caliente a presión del spa hace que sus músculos se relajen y distiendan, produciendo una descontractura general y mejorando el descanso. Sin embargo, si se relaja demasiado o si se encuentra bajo la influencia de drogas o alcohol podría llegar a dormirse. Esto es en general peligroso, ya sea en un spa o una bañera común, pues al no estar consciente podría ahogarse accidentalmente. Si comienza a sentir sueño, lo mejor es salir de la bañera.
La mejor temperatura para tomar un baño en un spa es de menos de 40ºC, y
la inmersión no debería durar más de 30 minutos, aunque 15 es lo recomendable. La razón de esto es que el agua caliente eleva la temperatura corporal y la presión de los jets influye sobre la tensión arterial. Al tomar un baño controlado, el cuerpo responde de la mejor manera, pero si nos quedamos por demasiado tiempo la tensión arterial puede descender demasiado y provocar desmayos, llevando al punto anterior. El aumento desmedido de la temperatura corporal también puede producir fiebre y sensación de falta de aire u opresión en el pecho. Cuanto mayor sea la temperatura del spa, menor el tiempo de permanencia recomendado.
Si está embarazada no es recomendable que utilice los jets de hidromasajes de su spa, en especial si se encuentra en el primer trimestre. Varios estudios científicos han demostrado que pueden producirle daño al sistema nervioso del futuro bebé, y por supuesto que nadie desea que le ocurra nada malo. Tampoco permita que los niños en general lo usen, por seguridad. Siguiendo estas normas básicas su goce del spa será completo.